La encontré mecanografiada en un papel amarillento por el tiempo en
Reflexión
Es curioso que a mi edad — cincuenta y cinco — me encuentre con la pluma en la mano tratando de escribir una historia; y me maravilla ya de lo que ésta será cuando la haya terminado, si es que logro llegar al término de tal empresa.Muchas cosas buenas he hecho durante mi larga vida, y digo larga, porque tal vez la he comenzado demasiado joven, ganándome la existencia en las viejas colonias desde una edad en la que otros muchachos asisten a la escuela, otra traficando, ora entregados a la caza, ya luchando, ya ocupado en los trabajos de minería, y sin embrago solo hace ocho meses que hice mi fortuna . ¡ Y qué fortuna !. Aún ignoro a cuanto asciende; pero puedo asegurar o volvería a pasar otra vez los últimos quince o diecisiete meses de mi vida para adquirirla, aunque supiese que al fin había de salir a salvo, con mi pellejo y con ella.Además mi carácter es tímido, me disgusta la violencia y estoy completamente cansado de aventuras. Y ¿ Por qué voy a escribir este libro ? esto no pertenece a mi profesión ni soy un literato, por más que fuera muy aficionado al Antiguo Testamento y a las “Leyendas de Ingoldsby”. Permitídme manifieste mis razones, precisamente para ver si tengo alguna.
Primera razón: Porque sin Enrique Curtis y el capitán Juan Good…….
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